Luciano Spalletti no parece haber nacido en Certaldo, provincia de Florencia. Es más, si hubiese que apostar qué sucedió el 7 de marzo de 1959, muchos timberos hubieran jugado – y perdido- que en un hospital a las afueras de Nápoles nacería el técnico que le podría devolver la gloria al Estadio Diego Armando Maradona. 

Lo curioso es que como futbolista pasó desapercibido. Comenzó su carrera como centrocampista en equipos de la segunda división italiana sin brillos, ni gloria: jugó en Spezia, Viareggio y Empoli. Es posible que el partido más importante para Spalletti fue en de agosto de 1988. Tenía la camiseta del Spezia y saltó al campo contra el Napoli de Diego Armando Maradona en un partido de la Copa de Italia. Los Azzurri ganaron 3-1 con el 10 argentino que marcó de penalti y desplegó su magia, a pesar de los muchos golpes -algunos muy duros- recibidos por los rivales.

“Para mí fue el más grande de todos. Una vez jugué contra él y lo recuerdo bien. Para entender el fondo de su alma, no hay que mirarlo ni cuando jugaba al fútbol, ​​sino escucharlo, cuando cantaba”, había dicho Spalletti. 

Después de colgar los botines, debutó con 34 años como entrenador del Empoli el 24 de abril de 1994 en el partido ante Massese. Arrancó bien y ganó un cierto prestigio desde el banco. El 17 de febrero de 2023, alcanzó la marca de 1000 banquillos en su carrera. Tiene -hasta ahora- dos Copas Italia y una Supercopa Italiana, ganadas con la Roma entre 2006 y 2008, y dos campeonatos, una Copa y una Supercopa de Rusia conquistados con el Zenit entre 2009 y 2011, además de un premio Panchina d’oro (2005) y dos premios como Mejor Entrenador AIC (2006 y 2007).

Pero sus logros no fueron solo copas. El primer gran objetivo fue la salvación del Empoli en los play-offs en el final de la temporada de C1 de 1993/94 y luego lleva incluso al equipo a la Serie A con un doble ascenso sumando 55 victorias, 42 empates y 42 derrotas en 139 banquillos oficiales. Después de Empoli, 38 banquillos con la Sampdoria, 23 con el Venezia y 11 con el Udinese antes de volver a empezar desde la Serie B con el Ancona (20 partidos jugados).

En la temporada 2002/2003 es convocado nuevamente por los friulanos, donde en tres años se clasifica siempre para las copas europeas y lleva incluso a los bianconeri a la Champions por primera vez en su historia (122 banquillos). Con la Roma, además de poner los primeros trofeos en la vitrina, logra tres segundos lugares y un sexto lugar dirigiendo en 224 ocasiones en partidos oficiales. Luego, cuatro años en Rusia en los que gana todo a nivel nacional con el Zenit (184 banquillos) antes de regresar al giallorosso para guiar al equipo en otras 75 ocasiones (un tercer y un segundo lugar).

De 2017 a 2019 entrena al Inter en 90 partidos y después de una temporada de descanso firma con el Napoli con el que conquista un tercer lugar en la temporada pasada mientras que el resto es historia reciente. 

Spalletti asegura que Diego Maradona está jugando un papel importante en la incontenible búsqueda de Napoli para poner fin a su larga espira para ganar el título de la Serie A. Es que el equipo del sur italiano no gana el Scudetto desde que Maradona los inspiró en 1990: “Lo tenemos ahí. En el vestuario está esa estatua de Maradona que muchos van a tocar. Yo también cuando salimos a la cancha porque queremos traerlo a la calidad de nuestro equipo“.

“Era alguien que ganaba por su calidad, por todas esas cosas que le gustan a la afición. Queremos intentar parecernos lo máximo posible a él y lo llevaremos siempre con nosotros por las enseñanzas que nos ha dado”, dijo hace algunas semanas.

Spalletti pudo moldear el juego del Nápoli. Buscó una idea clara y encontró la gloria. La ciudad en la que Diego Maradona se proclamó rey en Europa brilla. Está a ocho partidos de volver a ganar la Liga Italiana y clasificó por primera vez en la historia a los cuartos de final de la Champions. Luciano Spalletti, el arquitecto de este Napoli que busca “parecerse a Maradona” y lo está consiguiendo.